miércoles, 1 de junio de 2011

La Caída (Parte IV) Fin

(Continuación Revelaciones Agrietadas)

Sus dedos cincelaron el escenario final.
Drazziel, barón de la Casa de Hierro, eligió en la tempestad de ese Éxtasis que estaba
experimentando mientras aferraba él último hálito de vida de Yhäriel, un acantilado de caída infinita.
El viento rugía casi tan alto como el viento, que componían juntos un réquiem de
extremada potencia.
La lluvia comenzó a romper el cielo y a fundirse con las aguas de ese salvaje mar.
Los dedos del Caído volvieron a soltarse para no terminar con su caza tan pronto. Sin
embargo, sin darla tregua, la agarró con desesperación del único ala que tenía ahora la
que otrora fuera su fiel compañera de guerra.
Yhäriel jadeó. No abrió los ojos, pero sus cuencas se revolvían a través de sus párpados
caídos. Tanto de su boca como de su nariz, fluían sendos líquidos carmesíes. Los
moratones de rostro y cuerpo comenzaban ya a manifestarse, y las heridas aún dejaban­
regueros de sangre por las rocas por las que Drazziel la arrastraba.
No era la única herida.
Drazziel tenia un estado deplorable igual que ella. Su herida mas notable era en el
costado izquierdo, una incisión diagonal que empezaba desde el pecho, hasta su vientre,
efecto del ala de su contrincante.
La arrastraba sin mirarla hasta el punto álgido de ese acantilado. Hasta el mismo borde.
Mientras rugiendo miraba al cielo, presa de una embriaguez sin igual. Jamás había
sentido semejantes emociones cuando estaba en el seno de Él. Y se empezó a cuestionar
el valor de su Creador, pero mas aun se arrepintió de la admiración que sintió hacia Él,
y el dolor de su abandono (y traición).
­- HEMOS PERDIDO TANTO TIEMPO YHARIEL. SIGUIENDO FALSOS
PROFETAS. FALSAS PALABRAS Y ERRÓNEAS SENDAS. JAMÁS PENSÉ
QUE ÉL NOS TRAICIONARÍA. PERO LO HIZO. JAMÁS CREÍ POSIBLE
QUE OTRO DECIDIERA DARNOS UNA POSIBILIDAD DE REBELIÓN.
Y LO HUBO. Y YO CREÍ EN ÉL.. Y COMO EL PRIMERO –COMO NO
PODÍA SER DE OTRA FORMA, COMPARTIENDO ESTA MALDITA
HERENCIA QUE YO TAMBIÉN COMPARTO­ NOS APUÑALÓ. Y HUYÓ.
NOS CONDENARON A LA LOCURA TANTO EL CREADOR POR SU
CEGUERA, COMO EL REBELDE QUE INTENTÓ ALGO PARA LO QUE
NO ESTABA PREPARADO. ME PERMITÍ CREER, YHARIEL..
Llegó al final con el cuerpo de la Caída y lo tiró justo al borde.
El viento se volvió más violento. Tanto que movía el cuerpo de ambos (el de ella en
mayor medida, ya que no oponía resistencia).
La dio una patada en el costado. Esta gruñó y abrió con dificultad los ojos. Tardó en
enfocar, pero finalmente le miró a los ojos.
[Yhariel.. esa mirada..].
­ - ¿CREÍSTE EN MÍ, DRAZZIEL?
­- SABES QUE SÍ. Y CAÍ EN EL ABISMO.
­- ESTOY CANSADA, DRAZZIEL. –dijo descolocando a el Caído.­ -ESTO NO
TIENE YA NINGÚN SENTIDO. ÉL NOS ABANDONÓ –Y DECEPCIONÓ­.
NUESTRO PADRE.. ¿RECUERDAS TÚ, SU ROSTRO, DRAZZ?
­- NO SÉ A QUE VIENE ESTO.
­- YO YA NO. RECUERDO UNA CONVERSACIÓN QUE TUVE CON ÉL.
ERA UN DÍA PRECIOSO JUNTO A LOS ESTANQUES. PASEABA POR
ALLÍ Y ME ACERQUÈ A ÉL. PARECÍA OBSERVARNOS DESDE TANTA
DISTANCIA. LUEGO SUPE CÚANTA ERA. ESE ENCUENTRO FUE UN
DÍA ANTES DE LA ORATORIA QUE NOS DIO LUCIFER. LE HABLÉ, LE
PREGUNTÉ EN QUÉ PENSABA Y SIMPLEMENTE ME MIRÓ. SENTÍ UN
ESCALOFRÍO QUE ME RECORRIÓ TODO EL CUERPO. SE DISCULPÓ
Y ME DEJÓ AHÍ CON SU MIRADA GRABADA EN MI MENTE. –Le miró
con mayor intensidad a los ojos­. - CREO.. QUE YA LO SABÍA.
­- ESO ES ABSURDO. NOS PODRÍA …­ -un brillo de lucidez le cruzó en ese
momento por los ojos y calló­.
­- SI. QUIZÁS LO SABÍA. Y POR ESO NOS DEJÓ HACERLO. YA NO LE
SERVÍAMOS.
­- ¿QUIERES DECIR QUE NUESTRA TRAICIÓN FUE NUESTRA
CONDENA? ­ ÉL ERA QUIÉN NOS MANTENÍA EN SU PRISIÓN DORADA. ­-Gruñó el
Caído­-.
­- LA ALTERNATIVA NO ESTABA CONTEMPLADA. NOSOTROS LA
VIMOS. LA SENTIMOS. Y PAGAMOS CON NUESTRAS VIDA POR ELLA.
JUGAMOS A ARRIESGAR Y PERDIMOS.Y AÚN ASÍ… SIENTO CULPA.
­- ¡CULPA! ¿POR.. ÉL? –dijo con asco en su voz­.- ­¡POR ÉL ACABAMOS EN
EL ABISMO!....SIEMPRE HAS SIDO UNA SENTIMENTAL.
­ El Caído se irguió como si su cuerpo hubiera sido vestido por algo inmaterial.
Su expresión cambió. Sus mirada cambió. Su forma de gesticular, todo cambió. Hasta su voz.
Esta se bañó de una frialdad sin igual.
- ­YHÄRIEL ­-su semblante adquirió la sobriedad del hielo
y el autocontrol que no había vestido hasta ahora­ .. - Y ESO ES ALGO QUE SIEMPRE ME HA
DADO ASCO.

La mirada de Yhäriel se abrió llena de un pavor que hasta entonces no había conocido. Su piel se
congeló y su rictus se paralizó. Alcanzó a susurrar.

­- ¿QUIÉN.. ERES..?

­- HAS TARDADO EN DARTE CUENTA, YHÄRIEL. SIEMPRE ESTUVISTE AHÍ.
CUESTIONÁNDOLO TODO. CUESTIONÁNDOTE A TÍ. INCLUSO TUVISTE LA OSADÍA
DE CUESTIONARME A MÍ. AUNQUE NUNCA ME LO DIJERAS LO VEÍA EN TUS OJOS.
SIEMPRE HAS SIDO DEMASIADO EXPRESIVA. -­El “Caído” clavó una rodilla en tierra junto
al rostro de Yhäriel. Luego la otra. Su mano se movió con precisa lentitud. Con elegante desgana,
las yemas de sus dedos rozaron la mejilla de ella. Se deslizó hasta sus labios donde permanecieron
unos segundos, y siguió descendiendo por su cuello. El cuerpo de ella comenzó a jadear de una
forma lenta, casí mecánica. Como si el aire se le fuera escapando de los pulmones. El viento que
había hasta ese momento cesó, sólo roto por esa respiración. Como si perdiera vida.
-­CUÁN FÁCIL ES JUZGAR. SER EL OJO CRÍTICO QUE NO LO VE TODO PERO QUE SE CREE
CON LA VERDAD EN SÍ MISMA. QUÉ FÁCIL ES SER UNO DE VOSOTROS. ­-De los ojos
de ella empezó a emanar un líquido negro que fueron dibujando el recorrido de la sutil caricia que
le iba otorgando. Expiraba. Inspiraba. Esos dedos llegaron a las clavículas. Recorriéndolas, bajó
por su pecho dejándolos sobre su corazón. La Caída respiraba más lentamente, su torso se había
arqueado hacia arriba, y había abierto aún más la boca, intentando por todos los medios lograr que penetrara una mayor cantidad de aire hasta sus pulmones. Sin retirar él la mano del pecho de ella, la atrajo hacia delante haciendo que se incorporara y quedara sentada con la espalda recta. Su otra mano la posó sobre la herida sangrante de su omóplato. Donde había refulgido una majestuosa ala blanca, como la que nacía de su otro costado. La respiración de Yhäriel se suspendió. Quedó lívida con la boca entreabierta, con los ojos desencajados fijos en lontananza. La sangre manó con más intensidad de ella. Recorriendo su espalda, sus nalgas y se formó un charco que no cesaba de crecer. ­
-Y TÚ LO DESTROZASTE. RENEGASTE DE TU DON, ¿PARA QUÉ? PARA DOTAR
DE SENTIDO A TU TRAICIÓN? ¿PARA SENTIRTE MEJOR? ¿FUE POR CULPA? ­-Retirando
la mano de su pecho, con dos dedos hizo girar la cabeza de ella hasta situarla frente a su mirada­.-
- ¿O QUIZÁS, FUE PARA HERIRME A MÍ?
Los párpados de Yhäriel fueron cayendo poco a poco, como si el telón de una obra se tratase.
La mano de Él arañó lentamente su espalda horizontalmente, hasta llegar al nacimiento de la
brillante ala, sana de ella. Como si de la caricia de un amante se tratara, justo antes de que ella
perdiera el sentido, y sus ojos por fin se cerrasen, una sonrisa cansada creyó pintarse en el rostro
de Él..
­- LO HICISTE ESPECIALMENTE BIEN.
­En ese instante, la mano se convirtió en una férrea garra y como si de un pétalo se tratara, la arrancó de su espalda, precipitándose por el acantilado, y el cuerpo de la Caída se desplomó hacia atrás, inerte.
El ser alado que estaba de espaldas, arrodillado, pareció desestructurarse, y cayó sobre el cuerpo
que había delante.

No hay comentarios: