lunes, 4 de abril de 2011

Nuestra realidad es una prisión



Los Arcontes
nacieron
porque el
Demiurgo
necesitaba
sirvientes
para su
Creación.
Estas imágenes
del Señor
se esforzaron
en su labor,
pero tras
eones de
trabajo vieron
que la empresa
les superaba. Se
acercaron
humildemente
al Señor y
le rogaron
que crease a
más sirvientes
para engrandecer
la gloria de
la Creación.


El Demiurgo
vio que esto
era bueno y
creó una
nueva raza
de sirvientes.
Así fue
como los
Humanos
vimos la luz
del día, y
desde entonces
contribuimos
con nuestro
trabajo a
aumentar la
gloria de la
Creación.
Pero como
los Arcontes
se consideraban
a sí mismos
superiores al
Hombre,
pronto
cambiaron el
trabajo de estos,
que era
construir la Creación,
la gloriosa Metrópolis,
y los emplearon
en añadir
elegancia y belleza
a sus propios palacios.


Fragmento de "Génesis",
de Aguirre (Inner Cosmos
Publications, 1971).

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