sábado, 16 de abril de 2011

Momentos de lucidez


Es increíble, cómo podemos llegar a sentir apego por algo. Por un lugar. Aunque siendo más exactos, creo que podría describirse como resonancia. Un lugar en el que has sembrado tantas emociones, y que tantas emociones ha ido vertiendo en tí.. Y que se mantiene con el paso de los años. Y es si cabe más intenso que la primera vez.
Hace tiempo que no pasaba por allí. Bueno, pasar sí.. sumergirme allí de nuevo, es lo que no. Quizás no me permitiera inconscientemente abrir puertas que yo solita me fui cerrando.
Una tarde, habiendo caído ya la luz, mientras hacía tiempo, volví a perderme por allí. Comencé a recorrer los pasillos de ese lugar. Y me permití sentir.
Ese lugar acabó por convertirse en algo así como mi refugio de fantasmas que yo misma armé. Y a los que conferí poder. Hoy misma me parecen tan absurdos (algunos) que me da pena no haber tenido los constructos adecuados para batallaros como era debido. Pero bueno, todavía había mucho que andar por aquel entonces.
Recuerdo las emociones que sentí cuando empecé. Y dejando atrás los miedos que terminaron por desestructurar lo que es hoy mi presente, echando la vista hacia atrás, se abrieron muchas puertas ante mí. Sobre todo se abrió mi mente.
Hubo grandes influencias en aquellos años. Gente que estuve buscando toda mi infancia, y especialmente mi adolescencia, estaba allí. Dispuesta a agitar las bases de mi idealismo tanto tiempo silenciado a base de ostias. A potenciar la creencia de que el mundo estaba en nuestras manos y nosotros podríamos malearlo. A nuestro antojo. Haciéndonos cargo de lo que tal responsabilidad acarreaba. Y ¡joder! ese peso me resultaba tan nimio si podía cambiar el mundo.. mejorar toda la mierda que había ido viendo y viviendo. Esa burbuja de irrealidad la viví bastante en solitario. Perdiéndome muchas de esas visiones por fantasmas pasados. Pero por suerte se fueron filtrando esos desestabilizantes que tanto necesitaba y buscaba.
Mi verdadero refugio fue aquella biblioteca. (Que hoy ya no existe...). Siempre he sido sólo una mísera rata de biblioteca. No podía ser de otra forma. Allí comencé a crear un mundo. ¡Mi mundo! Y en él una especie de némesis que odiaba y amaba a partes iguales. Allí nació Shyzzane. Allí se moldeó mi alter ego. Mi ideal. Mi adversario.
Cada vez que recuerdo los maestros que desestabilizaban mis bases y me hacían huir a refugiarme a mi "seguridad" estudiada, a aquellos ojos negros que me miraban desde lo alto del escenario mientras esgrimían con sus voces, las emociones que entonces no podía siquiera articular en susurros.. aquella camaradería y seguridad de reconocimiento en ojos extraños.. aquel aprendizaje tan brutal e indiscriminado.. me hace recordar lo terriblemente hambrienta que estoy.
Hoy he vuelto a sentir de nuevo esa llama encenderse, vibrar y pedir más.
Necesito subir de nuevo a esa rueda de aprendizaje, de viaje, necesito volver a encender el motor y volver a sentir el rugido del dinamismo en mi interior.
Recuerdo un video que hace tiempo nos enseñaron. Un hombre con Alzheimer. Perdido dentro de su confusión. Y luego él mismo en un momento de lucidez atroz en el que llorando su mente le hacía partícipe -por un brevísimo período de tiempo- la situación en la que se encontraba. Para volver a perder el control.
La lucidez siempre es un gran motor para saber hacia dónde debes impulsarte. Pero es terriblemente doloroso.
¿Ataraxia o Catarsis?

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