domingo, 8 de junio de 2025

Romeo y Julieta 2077

 



Cuando las luces se apagaron.. y por fin la belle mort nos cubrió con su dulce y pesado manto y la petite mort de la venganza hizo vibrar mi cuerpo por última vez, no hubo mi ansiado silencio. Unos segundos antes de cerrar los ojos un sonido estridente lo invadió todo.

Desperté dentro de una jaula de cristal claustrofóbica que no me permitía erguirme. Un fuerte dolor en la sien me hizo comprobar por qué seguía viva. Unos sensores de reanimación de Unitec estaban en mi sien y en mis muñecas. Me habían arrancado de manera rastrera de mi anhelado descanso. No escuchaba nada más que mi respiración entrecortada. Parpadeando, sin poder enfocar mi mirada, fui atisbando poco a poco dónde se hallaba mi jaula. Estaba en un escenario, donde todo lo demás estaba oscuro frente a mí. No veía ni escuchaba nada, pero los sentí a cada uno de los pares de ojos que tenía ante mí, clavándose en mi cuerpo encogido. Aún vestía el corsé y la falda, otrora entera, ahora estaba cubierta de fluidos y sangre de nosotros dos.

No...no.. podía ser posible...

Giré mi rostro y el latigazo de sus ojos se clavó en los míos, que ya me estaban mirando. 

- Jurgën... -jadeé-. -Estaba en otra celda igual que la mía a unos tres metros a mi izquierda, arrodillado y esposado a su espalda. Tenía los mismos sensores de rehabilitación que yo y su torso desnudo estaba cubierto casi totalmente de moratones recientes.

Me miraba con odio, pero aún así, noté que le reconfortaba que estuviera allí. Él era el que creía estar entre lobos, pero no se había dado cuenta, hasta ahora, de que yo misma no formaba tampoco parte de su manada.

Acercó su cara hasta el cristal intentado decirme algo. Le veía gesticular, pero no entendía lo que me decía.

Justo en ese momento, se encendieron paulatinamente un conjunto de luces blancas que nos mostraron a nuestro selecto público. La sala con paredes del color de la antracita enmarcaba a la jet set de Unitec. Sonreí cínica ante la ironía de que por fin había conseguido lo que siempre había deseado desde que llegué aquí. Ver a mi familia de Unitec reunida y dignándose, por fin a mirarme a la cara por una puta vez.

Un par de ojos me miraban desde primera fila. El viejo estaba allí, presidiendo este circo, no podría ser de otra forma. Vestía su kimono de ceremonias especiales. Blanco con obi rojo, en contraste con los atuendos corporativos del resto de los asistentes. El protocolario para bodas y funerales. No tuve duda alguna del matiz del evento para el que había decidido utilizarlo.

Junto a él, no estaban sus dos guardaespaldas, como solían flanquearle normalmente, sino detrás. Con sus kimonos negros y sus gafas de sol que emitían reflejos carmesís, como si la rabia refulgiera a través de ellas. No fueron ellos lo que consiguieron que el miedo recorriera mi espina dorsal, esta vez. Fue ver quiénes estaban acomodados a su lado. A la izquierda del sr Kiyoshi, mirándome explícitamente hostil, estaba Paul, el que fue mi confidente en Overlooker, hasta que salí de allí por la puerta de atrás. Le noté diferente... ya no se parecía a aquel hombre algo apocado y leal que una vez conocí. En sus ojos percibí prepotencia y algo retorcido que no supe identificar. El dolor que sentí cuando noté su desprecio cuando me vendieron, no fue ni parecido a lo que sentí al ver en lo que se había convertido. Era como si una serpiente se hubiera vestido con la piel del que fue mi mejor amigo allí. Justo cuando una lágrima caía por mi mejilla me sonrió mostrándome amenazador su blanca y afilada dentadura. Extendió su brazo hacia la derecha, por delante del Sr Kiyoshi. Lo seguí con la mirada y la vi. Katherin, la mujer de Jürgen estaba allí, a la diestra del viejo, vestida con un vestido de gala negro, tan ostentosa como siempre había sido, cuando solo era la esposa del jefe. Su pelo rubio, meticulosamente peinado en una coleta alta y perfectamente engominada y tensa. Ella miraba a Jurgën que estaba gritándola como un animal enloquecido, mientras golpeaba con su pecho y su cabeza contra el cristal de su jaula, intentando destrozarlo para saltar sobre ella, sin conseguir más que herirse inútilmente. 

El sonido contenido de la sala se filtró por fin en las jaulas. Alguien había retirado la insonorización . El señor Kiyoshi se levantó apoyándose en un bastón carmesí con cabeza de Grulla. Caminó lenta y elegantemente hacia nosotros. El silencio era sepulcral, por lo que escuchamos perfectamente cada paso mientras subía las escaleras del escenario.

Cuando estuvo a un metro ante nosotros, tocó un sensor que tenía sobre la yugular, y su voz llegó directa y profundamente a través de los dispositivos de reanimación que teníamos sobre nuestra piel. Solo para nuestros oídos.

Se acercó a Jürgen y mirándole le escuchamos decir:

- Tu hora ha llegado. El escorpión traicionero, pasional y vengativo de Occidente siempre acaba cayendo ante la estrategia, sabiduría, longevidad y lealtad de la Grulla de Oriente.

Jurgën empezó a chillarle y el viejo le silenció, pero no silenció su propia voz, para que escuchara también lo que iba a decirme.

Caminó lentamente hacia a mí.

- Señorita Walker... Leah. Se lo prometí en aquella celda, aquel 27 de Octubre de hace dos años. Su ansiada venganza. Y aquí la tiene. -Dijo haciendo un gesto con su mano de forma delicada, señalando a sus dos acompañantes, sin apartar de mi su mirada profunda-. Se acercó un poco más a mi jaula y susurró – Overlooker ha sido letalmente absorbida por Unitec... bueno, -se sonrió- ellos por supuesto no saben que han sido sometidos, quizás crean que son nuestros socios -un brillo infantil apareció en su mirada que hizo desaparecer rápidamente-. Quiero agradecerle sinceramente su participación, ha sido vital para perfeccionar el ardid. Se habla mucho sobre el amor, como la esfera que provoca movimiento y puede ser, pero se infravalora otra esfera que es más entrópica y que moldea mejor el mundo de los hombres y de sus intereses. Y que con la chispa adecuada, dinamita mucho mejor, los celos. Y con dicha herramienta es como, usted, Leah Walker, ha llevado a término su venganza. Aún así, ha de perdonarme una pequeña mentirijilla que le dije aquella noche. -Su verdadero rostro se reveló por fin-. Le aseguré un lugar en mi mesa y lamentablemente, no aceptamos a ratas traidoras en nuestra familia. Supongo que lo comprenderá.

Me silenció también justo cuando iba a chillarle mientras mis puños estallaban de forma infantil contra el cristal, al tiempo que girándose y avanzando un par de pasos extendió sus brazos hablando a su séquito. 

- Me alegra mucho disfrutar por fin, de una noche que estaba esperando poder compartir con mi familia de Unitec desde hace más de lo que me gustaría reconocer.. La noche en la que por fin, Unitec se ha convertido en la estrella que más brilla en mitad de este mundo lleno de decadencia y corrupción, y que lo guiará hacia horizontes más dignos y elevados. Esta noche, Overlooker ha sido eficazmente desintegrada, en colaboración con el señor Paul y su prometida Katherine, sus líderes hasta ahora y que celebran hoy con nosotros la llegada de su primogénito dentro de nuestra gran familia.

En ese momento, ellos se levantaron pletóricos y levantando sus copas ante el señor Kiyoshi y echándonos una significativa mirada, se abrazaron besándose con pasión. La escena se tornó en tragedia cuando fueron atravesados por las katanas de los guardaespaldas que estaban justo detrás de ellos. Un rugido unánime llenó la sala, cuando sus cuerpos cayeron inertes contra el suelo. 

- Y para celebrarlo -continuó el sr Kiyoshi extendiendo el silencio inmediatamente en la sala- hoy tendremos una versión alternativa de una obra de teatro clásica, que comencé a reescribir mientras conseguía más poder para la familia. Romeo y Julieta 2047

Cuando terminó de bajar las escaleras, nuestras jaulas se electrificaron y sentimos una descarga brutal, que nos desestabilizó momentáneamente. La puerta frontal de las jaulas se abrieron y una jaula aún mayor que delimitaba todo el escenario cayó haciendo una barrera divisoria entre nosotros y el público.

En el centro había tirado lo que parecían un katar indio dorado y plateado.

Jürgen y yo nos miramos fugazmente en shock. Estaba sin esposas ahora. Sintiendo una rabia atroz, corrimos desesperados a por el arma, para representar el que sin duda alguna, iba a ser el último acto de la obra del viejo.   


miércoles, 31 de julio de 2024

Ohne Dich (Flashforward) (Parte 3)

 



El sabor ocre del vial recorre mis labios, lengua y baja por mi garganta. Todo se enlentece un poco más. Las luces led de la lámpara de araña que tengo sobre mí, se clavan en mis retinas doloridas, intento parpadear pero lo hago de forma enlentecida. Cada sutil movimiento, es como una tortura, en la posición de indefensión en la que me encuentro, atada sobre la mesa de obsidiana negra. Se oyen a lo lejos, sonidos inconexos de armas automáticas y gritos… y todo está tan lejos ya… yo lo estoy. Estoy escapando de todo, salvo de su olor. Jürgen está muy cerca. Intento hablarle pero no logro hacer que de mi garganta salga sonido alguno. Solo puedo tragar de forma lamentable y arquear un poco el cuello.

-       -  Leah… Leah.. -sus palabras se entremezclan con recuerdos de hace siglos ya. Aquella noche cuando me dí cuenta de que me había enamorado de él. Él ya lo sabía desde hace más tiempo que yo, básicamente, desde el principio. ¿Cómo podría ser de otra forma? El depredador de Overloocker… olió mi debilidad por él y se abalanzó sobre mí. Su ego no pudo contenerse, por reclamar a su presa. Lo que yo creí que era en ese momento, amor. Qué patética.

Oigo el sonido de un inyector y Jürgen emite un débil gemido. Giro lentamente la cara y le veo entre lágrimas, cómo cauteriza su herida. Sobrevivirá. -Sonrío débilmente. Cómo no iba a hacerlo…-. Los latidos de mi corazón se han ido ajustando a la danza de la muerte, que ahora mi sangre ha marcado como compás. Y aún así, un latido asincrónico bombea con relativa fuerza ante el conocimiento de que él viviría.

Sus ojos grises se detienen en mi sonrisa, ya casi desaparecida, incapaz de mantenerla por más tiempo. Una sombra de duda cruza por su mente. Lo sé. Siempre le he leído con facilidad. Miedo. Lo rechaza de un plumazo ante la evidencia. Sigo amarrada de pies y manos… y me muero. No puedo herirle.


Mis dedos intentan acercarse a su mano. Ya no tengo control sobre mis lágrimas, fluyen profusamente. Podría mentirme y fingir que es por la vida que se me escapa… pero no. Eso ya carece de importancia para mí. Hace tiempo lo hizo. Fluyen por su traición. Y aún así, mi cuerpo desea un último contacto con él. Con el ser que desde que puso su mirada sobre mí, supe que acabaría con mi vida. Le veo pensar. Él se da cuenta de que le busco. Ya está fuera de peligro, baraja que sea una trampa, pero la desecha casi al instante. Le vuelvo a mostrar mi necesidad por él. Me deshago de la máscara de odio que llevaba puesta. ¿De qué vale ya mentirnos, querido? Me has dado jaque mate. Sigo amándote como el primer día. Te necesito… Su mirada gris se enciende, como la primera vez. Se relame felinamente, de forma inconsciente. Se incorpora y veo como le he encendido también físicamente. No lo oculta. Se apiada de mí y libera mi muñeca derecha y sujetándola sin esfuerzo, pone mi mano sobre su erección, para demostrarlo. La suelta y cae inerte golpeándose contra la mesa. Gimo sutilmente ante el dolor intenso de mis huesos contra la superficie. Le es indiferente, le soy indiferente. Vuelvo a ser una presa para él. He desatado a su bestia. Me sonríe lascivamente y se encarama sobre la mesa, sobre mí. Baja sutilmente la mirada para abrirse la bragueta y esos instantes… vuelve la rabia.. ya casi no la siento, pero un latido que no tocaba,  aparece un poco más fuerte y logro que mis dedos se mueven hasta mi boca entreabierta. Cuando vuelve a mirarme, esta cae nuevamente contra la mesa. Su mano izquierda atrapa mi muñeca cercándola contra la mesa y la diestra oprime mi cuello.

-        -  Te…. -mi voz suena totalmente destrozada-.. -Jürgen abre los ojos. Le he vuelto a sorprender. Muevo como puedo mi cuerpo, incitándole de una forma lastimera. Noto que eso le excita sobremanera. Como tantas veces me demostró… Su mirada ya está perdida. – Te… vie.. – Un surco de saliva recorre la comisura de mis labios, que junto a las lágrimas deben de darme un estado de vulnerabilidad extrema a sus ojos. A la vez que de excitación. Desea devorarme, y lo hará… pero siento su curiosidad. La sientes, querido…

Suelta mi dolorida muñeca, que aferraba con fiereza, se inclina sobre mi cuerpo, se tumba sobre mi pecho, y pone su oreja derecha a escasos centímetros de mis labios. Mi aliento le golpea en él.  Con las últimas fuerzas que tengo, cortesía de mi rabia más profunda, logro articular una corta frase, mientras mis dedos se introducen en su boca entreabierta.

-        -  Te.. vienes.. conmigo.

 



 


miércoles, 12 de junio de 2024

The End... (Flashforward) (Parte 2)

 


Traspasando las puertas automáticas negras con espejos, un hall con forma de decaedro y suelo carmesí brillante me da la bienvenida. Iluminado con candelabros, contrasta lo moderno con lo gótico, de una forma exquisita. Mis tacones metálicos resuenan cuando avanzo con paso firme hasta el fondo. Una mujer oriental de origen sintético, me da la bienvenida en varios idiomas.

-        -  Habitación 79 -susurro mientras pongo sobre el mostrador una torre blanca de ajedrez. La oriental vestida de raso blanco clava sus ojos cibernéticos y escanea mi retina izquierda. Hace un amago de sonrisa y me da una tarjeta magnética con la forma del hotel totalmente negra y un número pequeño y carmesí. 79.

La cojo, inclinando sutilmente la cabeza y me dirijo a la parte izquierda, donde integrada en la pared se encuentra el ascensor. Lo llamo y no tarda en llegar. No hay nadie en su interior. Su forma rectangular y del color de la obsidiana me recuerda momentáneamente a un féretro. Alejo rápidamente la imagen de mi mente y fijo la mirada en el espejo mientras las puertas se cierran a mi espalda. No reconozco a la mujer que tengo delante. Su belleza me es extraña, ya que hace años que no soy vista. Me concentro en los ojos y sus tinieblas me impiden mantener más que unos segundos la vista en su profundidad. Cierro brevemente los ojos y me giro, apoyándome contra el espejo, dejando las emociones detrás, como hasta ahora.


78.. 79.


Justo cuando se va a abrir la puerta del ascensor, saco del bolso un pequeño vial de color púrpura. Lo destapo con los dientes e ingiero el líquido con sabor a fructosa. Mientras se abre la puerta, pierdo durante dos segundos la visión de mi ojo izquierdo, y dos zumbidos en mi oído interno, me dejan sin audición durante el mismo tiempo. Recupero los sentidos en cuanto la puerta se termina de abrir. Ante mí, la puerta 79, similar a la de la entrada del hotel, pero esta mucho más pequeña, automática, y con espejos, está abierta unos quince centímetros en el centro. Miro a mi alrededor y solo hay un pasillo largo y negro, sin ninguna otra puerta aparente. Me asomo y la estancia está en penumbras, iluminada únicamente por las luces de Tokyo en las cristaleras al fondo. Acerco la tarjeta hasta el lector, que se encuentra en la parte izquierda de la puerta. Hace el ademán de abrirse un par de veces, hasta que lo hace totalmente. Escucho un siseo en el silencio en el que me encuentro y noto un pinchazo en el cuello. Todo se oscurece y noto que las fuerzas se escapan de mi cuerpo y caigo.


Me despierto sobre una superficie dura, en posición horizontal. Sobre mí, un alto techo techo y a mi izquierda unos ventanales donde se ven las luces artificiales de Tokyo. Intento incorporarme pero no puedo, estoy amarrada con unas correas por tobillos y muñecas. Un pañuelo de seda negra amordaza mi boca. Miro enfrente y sentado a la larga mesa que me sujeta, está él…

Jürgen está tirado sobre una silla con un vendaje ensangrentado en el pecho desnudo. Viste unos pantalones negros semiabiertos. Su mirada está febril y su pelo despeinado y algo caído sobre sus ojos. Su mano izquierda está apoyada sobre la mesa y empuña un revolver antiguo que apunta hacia mí, de forma distraída.


Hay dos hombres más en la estancia. Parecen la escolta del presidente de Overlooker. Se acercan a mi y comienzan a pasar unos dispositivos de rastreo por todo mi cuerpo. Uno de ellos, mantiene el dispositivo en mi rostro y tras varias pasadas, lo mira fijamente y se lo acerca a él. No ha dejado de mirarme desde que he abierto los ojos. Desvía brevemente la mirada al lector y parece decirle algo al oído. Hace una leve mueca, que puede ser una sonrisa cínica y les pide que salgan de la habitación. El que ha hablado con él, se queda unos instantes dubitativo y luego acata la orden.

Me fijo por primera vez que tiene un vaso en la otra mano, le da un largo trago y dejándolo sonoramente sobre la mesa, se incorpora con relativa dificultad y queda mirándome desde arriba.

-         -Vaya, señorita Wallker, Analista de Sistemas 0890600 -P -dice arrastrando las palabras. Va pasando el cañón de la pistola por mi muslo derecho ahora descubierto. El frío del arma, contrasta con el calor febril de mi cuerpo. Sigue deslizándola hasta llegar a mi ingle y la para sobre mi sexo. Un jadeo se escapa de mis labios. Está a mi lado, a escasos centímetros-. Leah…. -susurra lascivamente-. Dime una cosa.. Leah, ¿aún te masturbas pensando en mí?. -Sonríe cínico y vuelve a controlar su expresión-.

Mete la mano en el bolsillo del pantalón y saca el vial vacío. Lo huele mirándome y lo pone a mi lado sobre la mesa.

-          - Sigues siendo una patética idealista romántica, señorita Wallker… -Sube lentamente el cañón por mi vientre y sobre mis pechos-. - Leah, Leah... -jadea con cadencia- Ahora no te monitorizan. Elegiste el vial equivocado. -Saca el otro vial de su bolsillo. La opción secundaria. Lo abre y me lo acerca a los labios.

  El que me matará.